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Crecer en un hogar judío ortodoxo ha tenido un impacto positivo en mi vida como enfermo crónico

Crecer en un hogar judío ortodoxo ha tenido un impacto positivo en mi vida como enfermo crónico

Crecí en un hogar judío ortodoxo en el que casi todo el mundo tiene una enfermedad autoinmune. Mi hermano tiene la enfermedad de Crohn, mi hermana tiene lupus y mi madre tiene tanto Crohn como lupus.

Estoy en proceso de obtener un diagnóstico para los problemas autoinmunes que he tenido desde mi nacimiento. Los médicos dijeron que tenía UCTD, o enfermedad indiferenciada del tejido conectivo, que es una forma elegante de decir que hay algo malo en mí, pero mis médicos no pudieron llegar a un consenso definitivo sobre lo que es.

He pasado mucho tiempo intentando compaginar una vida sana con una enfermedad crónica, y haber sido criada en un hogar judío ha sido la parte más beneficiosa de mi viaje.

Estas son tres cosas que mi vida judía me enseñó sobre cómo mantener mi cuerpo lo más sano y libre de dolor posible a pesar de mi enfermedad.

La preservación de la vida

En la tradición judía, tenemos un concepto conocido como pikuach nefesh, que se traduce literalmente como "velar por el alma". En esencia, pikuach nefesh es la enseñanza de que la vida humana tiene prioridad sobre todo. Sin nuestra vida, seríamos incapaces de realizar buenas acciones, hacer cambios significativos en el mundo, ayudar a los demás y esforzarnos por ser lo mejor de nosotros mismos.

Siempre me han enseñado que no hay nada más importante que mantener el cuerpo y la mente sanos. Si no te cuidas, no podrás hacer las cosas que te gustan o las que hay que hacer. Si no te sientes bien, tómate un descanso de las tareas domésticas. Si necesitas una siesta, debes tomarte un descanso y echarte una siesta. Si estás demasiado enfermo para ir a trabajar mañana, no debes hacerlo. En nuestra cultura, esto es una mitzvah, una buena acción.

El Shabat, el día de descanso judío

El Shabat, el día de descanso judío, comienza el viernes a la puesta de sol y termina el sábado después de la puesta de sol. Durante este tiempo, los judíos deben descansar durante 25 horas. Los judíos ortodoxos no hacen cosas como viajar, cocinar, usar la electricidad o cualquier otro tipo de actividad que pueda considerarse como trabajo. Es un día para reconectar con los demás, descansar el cuerpo y nutrirse con buena comida.

El Shabat no sólo me influyó en el propio Sabbath. El Shabat es algo que se me quedó grabado durante la semana también. A menudo, no queremos sentarnos a descansar porque estamos demasiado ocupados y tenemos demasiadas tareas pendientes en nuestras listas de tareas. El Shabat existe para obligarnos a hacerlo, pero no debemos descansar sólo porque tenemos que hacerlo. El descanso es importante también a lo largo de la semana.

El Shabat me enseñó la importancia de relajarme por las noches, de poner límites a mi carga de trabajo y de asegurarme de que hacía lo mejor que podía para mi salud física y mental.

Aprender a aceptar mis diferencias y reconocer mi propia importancia

En el judaísmo, todos tenemos un papel importante que desempeñar en este mundo. Todos tenemos una misión única y atributos únicos que nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos. No importa si tienes una discapacidad física o mental: cada uno es exactamente lo que está destinado a ser.

Ser una enferma crónica fue duro para mí, y a veces lo sigue siendo. A menudo no puedo hacer todo lo que mis compañeros pueden hacer debido a las numerosas limitaciones físicas de mi cuerpo, pero ser físicamente discapacitada me ha enseñado a abrazar y amar mis fortalezas emocionales y mentales. Mientras descanso mi cuerpo, puedo trabajar en mi escritura o leer libros sobre temas que me gustan. Puedo pasar un tiempo significativo con mis amigos y mi familia.

Ser un enfermo crónico no siempre es fácil, pero siempre estoy agradecido por haber sido criado en una cultura que me enseñó a ver la belleza en mis limitaciones también.

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