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4 mujeres trans cuentan cómo la cirugía de feminización facial les cambió la vida

4 mujeres trans cuentan cómo la cirugía de feminización facial les cambió la vida

Ya sea estética, correctiva o de reafirmación, hay muchas razones por las que una persona puede decidir someterse a una operación de cirugía plástica (por cierto, "porque quiero" es una razón perfectamente válida), y los procedimientos de feminización facial no son diferentes. Pero todos tenemos el mismo objetivo: vernos reflejados en el espejo.

Para las personas que luchan con su identidad de género, o que no sienten que su reflejo represente a la persona que son en su interior, los espejos pueden ser especialmente difíciles de afrontar. "Los espejos siempre han sido mi enemigo", dice Caragh*, una mujer transgénero. "Ver mi reflejo era como meter el brazo en una trampa para osos. No iba a salir nada bueno de ello".

En junio de 2023, tras años armándose de valor, Caragh decidió someterse a una operación de feminización facial (FFS). FFS es un término genérico que engloba varios procedimientos personalizados que feminizan los rasgos faciales. Incluye tratamientos no invasivos, como el relleno y el Botox para ayudar al contorno, y procedimientos quirúrgicos, como el descenso de la línea del cabello o el afeitado del hueso de la ceja, explica la Dra. Michelle Lee, cirujana plástica certificada en Beverly Hills.

Cada plan de SFF se adapta cuidadosamente a cada persona. Para Arisce Wanzer, modelo y presentadora transexual (y paciente del Dr. Lee), la cirugía de feminización facial consistió en ponerse bótox en los músculos maseteros para suavizar la mandíbula y operarse la nariz. "No sabía que lo que me estaba haciendo era una operación de feminización facial", dice Wanzer. "Es diferente para cada persona".

En el caso de Caragh, el SFF incluía la reducción del nacimiento del pelo, un afeitado del hueso de la ceja, rinoplastia, implantes de grasa en las mejillas y un lifting del labio superior. Estaba nerviosa por la intervención, la recuperación y el resultado, pero pensó que tenía dos opciones: "Podía morir odiando la imagen que presentaba al mundo o vivir amando un rostro femenino", dice. "Era una elección obvia, incluso para una transicionista temerosa como yo".

La SFF -o cualquier otro procedimiento médico- no es una parte obligatoria de la transición, pero muchas mujeres descubren que les aporta alegría, confianza y una sensación de mayor seguridad. Para saber más sobre la cirugía de feminización facial, cómo funciona y qué esperar, recurrimos a los expertos: cirujanos plásticos y cuatro mujeres transgénero, entre ellas Caragh y Wanzer, que han pasado por lo mismo.

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