Como en casa, en ningún sitio, y en casa, Casa Tarradellas
¿Cuantas veces habrás dicho eso de 'Como en casa, en ningún sitio'? Pero lo cierto es que por muchas veces que lo digas, siempre acaba siendo verdad. Y es que pocas cosas sientan igual en la calle que en tu sofá, rodeada de aquellos que te importan. Y, desde luego, una pizza de Casa Tarradellas es un magnífico ejemplo de esto.
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Imagínate volviendo a casa de la oficina, quitándote los tacones sentir como tus pies tocan el suelo libres, sin la presión de su prisión en forma de zapato, das un beso a tu pareja y/o a tus hijos y mientras con una mano ya introduces un DVD o sintonizas esa serie de la que no te puedes perder ni un solo capítulo, con la otra ya vas preparando la cena, para una vez cumplida tu última función diaria, desplomarte sobre el sofá y dejar que la vida te envuelva en esos pequeños placeres en, sí, el maldito mejor momento del día.
Momentos perfectos para abrir una pizza de la Casa Tarradellas y no complicarte, sabiendo además que tu familia o amigas y tú estáis disfrutando de una cena sabrosa, facilísima y, oye, muy sana. ¿Qué más se le puede pedir a una noche que un par de porciones de pizza mientras tus pies se entierran progresivamente entre los cojines del sofá?
Así que sí, como en casa, en ningún sitio y ya estés con tus amigas comentando la jugadas o disfrutando de que tu pequeño se te vaya quedando dormido en el regazo, hay que reconocer que las pizzas de la Casa Tarradellas te lo ponen fácil para sentirte aún más cómoda, aún más en casa.