Dietas bien hechas
Cuando estamos siguiendo una dieta el pensamiento de “por una cosita no pasa nada”, es lo que te hace desequilibrarte y perder el éxito de la dieta. El establecer límites, es una solución para ejercer una dieta con seguridad, hemos de desarrollar nuestra conciencia para razonar lo que nos conviene y lo que no. Alguna vez, se puede conceder un caprichito, pero no cada día, pues nos sentiremos culpables por haber picado. El mentalizarse en bajar peso, también es necesario, hemos de ser positivos y confiar en nosotros mismos. Para permitirte algún tentempié, hemos de comer, alimentos que crujan, te cuesten de masticar, te llenen visualmente, claro está, que contengan pocas calorías. Estos pueden ser algunos como el zumo de tomate o los bocaditos de manzana. El primero calma la ansiedad (puedes usar pimienta como ingrediente), este engaña a los músculos de los nervios, pues las paredes del estómago se dilatan causando sensación de saciedad. Las dietas muy estrictas, no son aconsejables, suelen tener efecto rebote cuando se abandonan, lo mejor son las graduales, no privarte de todo en absoluto y perder peso poco a poco. Las primeras, son efectivas y rápidas, pero también peligrosas. Hacen efecto momentáneo, por lo que el cuerpo y la mente no se acostumbran a asimilar esa nueva alimentación durante largo tiempo, de la otra forma, el cuerpo recibe una educación de hábitos alimenticios que con el tiempo se ejercen. No hay que dejarse llevar por la euforia y la desesperación de hacer una dieta rápida, no es aconsejable perder peso tan deprisa, hay que darle tiempo al organismo y no tiempo de un momento, sino a lo largo.