El pelo liso característico de Demi Moore no aparece por ningún lado en su último look

Soy conocida por anunciar a todo el que quiera escucharme que estoy planeando mi entrada en la fase Demi Moore de mi vida. Lo digo desde el punto de vista más superficial, por supuesto. En concreto, me gustaría pasar el resto de mis cuarenta -y el resto de mi vida- con el que ha sido su look característico desde el comienzo del nuevo milenio, cuando ella entraba en la cuarentena: pelo muy largo, muy oscuro y muy liso. Ya he conseguido dos de los tres, pero nunca me siento capaz de conseguir la melena lisa que tan estrechamente se asocia con ella. Pero después de echar un vistazo a su aspecto en la Gala del Museo de la Academia, me complace ver que el pelo liso como un alfiler puede no ser un requisito estricto para estar en la era de Demi Moore.

Moore fue una de las muchas celebridades que asistieron al evento de Los Ángeles el domingo 3 de diciembre, y posó en la alfombra roja con un glamuroso vestido de Tamara Ralph con un enorme rosetón de lentejuelas en el corpiño. Su maquillaje estaba decididamente en línea con su habitual glamour discreto, pero su pelo dio un giro hacia lo ondulado.

Normalmente -y me refiero a dos décadas de normalidad- vemos a Moore luciendo su melena hasta la cintura con raya en medio y alisada con mucho brillo. En la gala, sin embargo, lució su larguísimo peinado dramáticamente hacia un lado y, sobre todo, no lo llevó liso. En su lugar, optó por un acabado ligeramente desordenado, con ondas sueltas y un aire de sirena secada al aire.

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Aunque puede que no sea su look de cabecera, está claro que es igual de bonito y supone una refrescante ruptura con la norma. También es un buen recordatorio (sobre todo para mí misma) de que inspirarse en los looks de las famosas no tiene por qué significar interpretarlos al pie de la letra para conseguir el estilo que buscas.