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El príncipe Guillermo y Kate Middleton, acusados de "copiar" al príncipe Harry con el documental de Disney+.

El príncipe Guillermo y Kate Middleton, acusados de

Puede que no les saliera como habían planeado, pero la serie documental de Netflix de 2022 del príncipe Harry y Meghan Markle dio a la pareja una autonomía sin precedentes sobre su imagen. Dos años después, parece que el hermano mayor de Harry está siguiendo el mismo guión y, por desgracia, está cosechando resultados similares.

En el documental en dos partes del príncipe Guillermo, Prince William: We Can End Homelessness, el heredero al trono pone en marcha el programa Homewards de su Fundación Real, con el que pretende acabar con la falta de vivienda en el Reino Unido. Se estrenó en ITV los días 30 y 31 de octubre, antes de llegar a Disney+.

El Príncipe de Gales y Homewards llevan su misión a seis lugares distintos del Reino Unido, y Guillermo opta finalmente por construir viviendas subvencionadas en terrenos reales.

Sin embargo, no todo son negocios y filantropía. En el documental, realizado por Mindhouse, la productora de Louis Theroux, Guillermo también habla de Harry y comparte recuerdos de cuando su madre, la Princesa Diana, los llevaba a un centro para personas sin hogar en Londres cuando eran niños.

En una escena dice: "Mi madre me llevó a The Passage [albergue para indigentes], nos llevó a Harry y a mí. Yo debía de tener 11 años, quizá 10. Nunca había estado en algo así. Nunca había estado en algo así, y estaba un poco ansioso por lo que me esperaba".

Desgraciadamente, dejando a un lado las anécdotas de la infancia, la serie ha sido considerada un "fracaso absoluto" por algunos comentaristas, que han acusado al príncipe de estar fuera de onda y de "copiar" a su hermano menor. Varios espectadores también se apresuraron a señalar que Guillermo tiene unos ingresos anuales de 24 millones de libras, que el patrimonio neto de la familia real se estima en más de 21.000 millones de libras y que su familia tiene acceso a 30 propiedades reales. Un espectador llegó a calificar el programa de "televisión deprimente", en una noticia que probablemente supondrá un duro golpe para el palacio de Kensington.

No obstante, la serie supone sin duda un alejamiento del protocolo real y otro marcado, aunque no ambicioso, intento de modernizar la imagen de la familia. Atrás quedaron los días de "nunca te quejes, nunca des explicaciones", que la difunta Reina Isabel II pregonó magistralmente durante sus 70 años de reinado. Ahora nos encontramos en una era impulsada por la relacionabilidad, las cifras de streaming de Silicon Valley y el "contenido", y parece que la realeza británica está intentando hacerse un hueco en este paisaje.

El 9 de septiembre, Kate Middleton anunció que había terminado su tratamiento de quimioterapia y que estaba libre de cáncer con un ingenioso vídeo de tres minutos para las redes sociales rodado en los bosques y prados de Norfolk. En el corto, el Príncipe y la Princesa de Gales se mostraban de lo más formales, se veía a sus tres hijos haciendo muecas y jugando, y la pareja se mostraba inusualmente cariñosa el uno con el otro. Kate, por su parte, detalló en la narración su "camino hacia la curación" y su "nueva perspectiva", y pidió a sus compañeros enfermos de cáncer que busquen la luz "en la oscuridad".

No es descabellado calificar este enfoque de revolucionario. La idea de que la reina Isabel o el rey Carlos hicieran algo remotamente similar parece casi absurda. Es, y notablemente, mucho más similar a lo que estamos acostumbrados a ver de Harry y Meghan.

Desde que se mudaron a California en marzo de 2020, los ex miembros de la alta realeza han hecho varios intentos por recuperar su imagen pública y parecer afines a una audiencia global, lo que podría decirse que es una misión imposible para la aristocracia.

Lanzaron una serie de podcasts en Spotify, una entrevista reveladora con Oprah Winfrey, una serie de Netflix de seis capítulos sobre sus experiencias en la familia real y Meghan ha lanzado su propia marca de estilo de vida "Riviera Orchard".

El vídeo de Kate y el documental Disney+ de Guillermo podrían interpretarse como un intento de mantener el ritmo. No es ningún secreto que la imagen reticente y de labios rígidos que la familia real ha mantenido durante generaciones parece cada vez más anticuada para mucha gente. Nos hemos acostumbrado a conocer a los personajes públicos a un nivel más personal -aunque ese conocimiento siga siendo cuidadosamente curado y ocasionalmente deshonesto- y los miembros más jóvenes de la realeza son conscientes de ello. Otra cuestión es si conseguirán salvar esa distancia.

Sin embargo, el giro de los futuros Reyes hacia una imagen pública más informal y "normal" ha sido bien recibido por algunos de sus seguidores. En el post X de Disney+ sobre el documental de Guillermo, varios usuarios de las redes sociales dijeron que "no pueden esperar" para verlo, y una persona escribió "gracias por hacer posible ver esto desde Australia".

La demanda global de estas incursiones reales en el mundo del streaming está ahí, ya sea por admiración, curiosidad o desdén. El riesgo, por tanto, es saber hasta qué punto benefician realmente a sus respectivas imágenes. Puede que Netflix no les haya hecho ningún favor a Harry y Meghan, y puede que Disney+ no se lo haya hecho a Guillermo, pero los hermanos siguen impertérritos, al menos por ahora.

Nikki Peach es redactora de Grazia UK y trabaja en cultura pop, televisión y noticias. También ha escrito para i, i-D y New Statesman Media Group y cubre todo lo relacionado con la televisión para Grazia.

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