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Existen 4 tipos de piel: así se identifica la suya

Existen 4 tipos de piel: así se identifica la suyaLos principales tipos de piel son normal, seca, grasa, mixta (seca y grasa) y sensible. El tipo de piel suele estar predeterminado por la genética, lo que hace que la piel carezca de hidratación, produzca un exceso de grasa o tenga el equilibrio perfecto de hidratación y grasa cutánea. Los factores ambientales, como el daño solar, los cambios hormonales y los problemas de salud, también pueden influir en el tipo de piel.

Conocer su tipo de piel puede ayudarle a aprender a cuidarla y a tener una piel más sana y feliz.

Piel normal

La piel normal tiene un equilibrio entre grasa e hidratación, por lo que no es seca ni grasa. Si tienes un tipo de piel normal, normalmente no sufrirás brotes de acné ni sensibilidad a los productos. Básicamente, tu piel tiene el equilibrio perfecto entre hidratación y producción de grasa. Probablemente tengas la piel normal si la tienes clara, suave e hidratada.

Piel seca

La piel seca, también conocida como xerosis o xerodermis, carece de hidratación y de capacidad para retener la humedad. La epidermis, o capa superior de la piel, está diseñada para retener el agua con el fin de protegerla e hidratarla. Si tienes la piel seca, esta barrera cutánea pierde humedad con demasiada rapidez, lo que provoca que la piel carezca de hidratación y humedad. Las personas con piel seca tienen la piel áspera, tirante, escamosa o con picores. Las afecciones cutáneas como la rosácea, el eccema y la psoriasis también pueden provocar una piel excesivamente seca.

Piel grasa

La piel grasa produce un exceso de sebo, un aceite producido por las glándulas sebáceas de los poros que ayuda a proteger la piel. Si tienes la piel grasa, suele tener un aspecto brillante o grasiento. Las pieles grasas también son más propensas al acné porque el exceso de sebo puede obstruir los poros. Si tienes la piel grasa, probablemente luches contra los brillos, los granos, los puntos negros y los puntos blancos.

Piel mixta

La piel mixta es a la vez grasa y seca. Si tienes piel mixta, algunas zonas de tu piel pierden humedad demasiado rápido y se secan. Al mismo tiempo, otras zonas producen un exceso de sebo y se sienten grasas. Normalmente, la piel grasa se encuentra en la zona T (frente, nariz y barbilla) y la piel seca en las mejillas. Como resultado, las personas con piel mixta pueden tener la piel tirante, áspera y escamosa en las mejillas. También tienen piel brillante y grasa en la frente, la nariz y la barbilla.

Sensible

La piel sensible tiene una barrera cutánea rota, lo que provoca picores, escozores o quemaduras, especialmente tras el contacto con productos. Este tipo de piel no se conoce del todo, pero es probable que esté causado por determinados climas, productos o afecciones subyacentes que irritan la piel. Si tiene piel sensible, es posible que sufra enrojecimiento, hinchazón, descamación y asperezas tras una reacción cutánea.

¿Cuál es su tipo de piel Fitzpatrick?

El tipo de piel de Fitzpatrick (o fototipo) es una escala creada para clasificar los tipos de piel en función de cómo reacciona la piel a la luz solar. Algunos profesionales sanitarios utilizan esta escala para determinar la probabilidad de que una persona desarrolle cáncer de piel. El tipo de piel de Fitzpatrick depende de la cantidad de pigmento cutáneo (melanina) que protege la piel de la exposición dañina al sol. Los tipos de piel Fitzpatrick son:

  • Tipo I: Piel pálida o blanca que siempre se quema y no se broncea.
  • Tipo II: Piel clara que se quema con facilidad y apenas se broncea.
  • Tipo III: Piel blanca más oscura que se broncea después de quemarse.
  • Tipo IV: Piel marrón claro que apenas se quema y se broncea con facilidad.
  • Tipo V: Piel morena que rara vez se quema y se broncea con facilidad.
  • Tipo VI: Piel marrón oscuro o negra que nunca se quema y se broncea con facilidad.
Cómo identificar tu tipo de piel

Si no estás seguro de cuál es tu tipo de piel, no es necesario que realices un complicado cuestionario. Puedes comprobarlo fácilmente en casa observando tu piel.

Siga estos sencillos pasos para identificar su tipo de piel:

  1. Lávate la cara con un limpiador suave y sécate con cuidado.
  2. Sigue con tu rutina diaria durante una hora, sin tocarte la cara.
  3. Al cabo de una hora, frote la zona T con un pañuelo o un papel secante.
  4. Ahora revisa el pañuelo y examina tu rostro en busca de los siguientes signos:
  • Piel normal: No hay escamas ni grasa en la toallita, ni enrojecimiento o irritación del rostro.
  • Piel seca: No hay grasa en el pañuelo, pero la piel está escamada, tirante o áspera.
  • Piel grasa: El tejido está graso y la cara tiene un aspecto brillante. Los poros también pueden aparecer dilatados o inflamados.
  • Piel mixta: El tejido es graso y la zona T tiene un aspecto brillante. Otras zonas del rostro están descamadas y secas.
  • Piel sensible: El tejido puede o no estar graso, y la piel parece irritada y enrojecida.
¿Cambia el tipo de piel?

Con el tiempo, la piel suele volverse más seca, pero tu tipo de piel puede cambiar por diversos motivos. A continuación te explicamos cómo puedes empezar a desarrollar un tipo de piel diferente:

  • Envejecimiento: Al envejecer, la piel pierde colágeno, una proteína que ayuda a mantenerla tersa y elástica. Como resultado, la piel más madura parece más fina y menos elástica, lo que a menudo provoca líneas finas y arrugas. La piel más fina puede ser más delicada, sensible y propensa a la sequedad.
  • Cambios hormonales: los adolescentes que atraviesan la pubertad suelen producir más sebo, lo que provoca una piel grasa y propensa al acné. A medida que se envejece, se produce menos sebo, lo que provoca una piel más seca. Los cambios hormonales de la menopausia también resecan la piel, que se esfuerza por retener el agua.
  • Clima y medio ambiente: el frío del invierno y los climas de baja humedad carecen de humedad en el aire, lo que provoca sequedad cutánea. Encender la calefacción cuando hace frío también reduce la humedad, lo que reseca la piel. Los climas húmedos y el calor del verano también pueden hacer que la piel produzca más grasa.
  • Daños solares: la exposición al sol sin protección puede dañar la piel, volviéndola sensible, seca y fina. También puede provocar manchas oscuras (hiperpigmentación) y líneas de expresión prematuras.
  • Tabaquismo: Fumar también puede envejecer visiblemente la piel, provocando sequedad y delgadez. Fumar también puede retrasar la cicatrización de las heridas cutáneas y aumentar el riesgo de psoriasis.
  • Enfermedades subyacentes y carencias de nutrientes: la diabetes, las enfermedades renales y las enfermedades tiroideas pueden provocar una sequedad excesiva de la piel. La carencia de vitamina A, zinc, niacina o hierro también puede causar sequedad cutánea.
Cómo crear una rutina de cuidado de la piel por la mañana y por la noche Cómo cuidar tu tipo de piel

Cada tipo de piel necesita cuidar su piel con un limpiador, una crema hidratante y un protector solar. Pero adaptar tu rutina de cuidados a tu tipo de piel específico puede ayudarte a tratar cualquier problema cutáneo y a mejorar la salud de tu piel.

Piel normal

Si tienes la piel normal, debes mantenerla limpia, hidratada y protegida. Como no tienes problemas de piel seca ni brotes, puedes seguir una rutina mínima de cuidado de la piel que incluya:

  • Lavarse la cara con un limpiador suave y agua tibia.
  • Utilizar una crema hidratante para hidratar la piel.
  • Aplicar protector solar con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30 todas las mañanas.

Piel seca

La piel seca necesita hidratación, por lo que tu rutina de cuidado de la piel debe ayudar a devolver la hidratación a la barrera cutánea. Para ayudar a tratar la piel descamada, apagada y áspera, tu rutina de cuidado de la piel debe incluir:

  • Lávate la cara con un limpiador hidratante o un limpiador a base de aceite.
  • Utilizar cremas hidratantes espesas o a base de aceite con ingredientes como ceramidas y glicerina para reparar la barrera cutánea y retener la humedad.
  • Aplicar protector solar con al menos 30 SPF todas las mañanas. (También puedes probar protectores solares hidratantes).

Acude a un dermatólogo si tu piel seca está causada por una afección cutánea como eccema, rosácea o psoriasis. Ellos pueden ayudarte a encontrar la rutina y los tratamientos adecuados para curar y controlar tu piel seca y sensible.

Piel grasa

La piel grasa necesita ayuda para equilibrar la producción de grasa y evitar productos que puedan obstruir los poros. Busca siempre productos libres de grasa y no comedogénicos para evitar los brotes. Para ayudar a tratar el acné y reducir la producción de grasa, su rutina de cuidado de la piel puede incluir:

  • Lavarse la cara con un limpiador suave y sin aceites.
  • Utilizar tónicos con ingredientes astringentes como el ácido salicílico o el hamamelis, que reducen el exceso de grasa.
  • Aplicar un sérum o tratamiento contra el acné con ingredientes como el ácido salicílico y el peróxido de benzoilo para ayudar a limpiar los poros. El ácido salicílico también ayuda a eliminar la grasa de la superficie de la piel.
  • Utilizar un retinol o un retinoide de prescripción por la noche para ayudar a estimular la renovación celular y reducir los brotes.
  • Aplicar cremas hidratantes no comedogénicas sin aceite o geles hidratantes ligeros con ácido hialurónico para hidratar la piel sin obstruir los poros.
  • Aplicar protector solar con al menos 30 SPF todas las mañanas.

Piel mixta

El cuidado de la piel mixta incluye mantener hidratadas las zonas secas y equilibrada la piel grasa. Es posible que tengas que ser creativa y aplicar productos para el acné en las zonas grasas con tendencia acneica y cremas hidratantes espesas en las zonas secas. Una rutina de cuidado de la piel mixta puede incluir:

  • Lavar la piel con un limpiador suave y sin aceites.
  • Utilizar un sérum o tratamiento contra el acné con ingredientes como el ácido salicílico y el peróxido de benzoilo para las zonas grasas y propensas al acné.
  • Aplicar cremas hidratantes espesas con ceramidas y glicerina en las zonas secas y geles hidratantes ligeros en las zonas grasas. (O probar una crema hidratante de peso medio con ácido hialurónico hidratante en toda la piel).
  • Aplícate protección solar con al menos 30 SPF todas las mañanas.

Piel sensible

Puesto que la piel sensible se irrita con facilidad, es conveniente que tu rutina de cuidado de la piel te ayude a calmar la piel enrojecida y con picores. Tu rutina también debe ayudar a prevenir futuras reacciones cutáneas. En caso de duda, consulta a un dermatólogo para que te ayude a determinar qué puede estar provocando las reacciones de tu piel sensible. Algunas formas en que su rutina de cuidado de la piel puede calmar la piel sensible incluyen:

  • Lavar la piel con un limpiador suave, sin jabón ni perfume.
  • Evitar cualquier producto de cuidado de la piel, de belleza o detergente con fragancia.
  • Aplicar una crema hidratante sin perfume e hipoalergénica con ácido hialurónico hidratante y ceramidas reparadoras de la piel.
  • Utilizar cremas de hidrocortisona de venta libre sobre la piel inflamada.
  • Aplicar todas las mañanas un protector solar hipoalergénico o de base mineral con un FPS mínimo de 30.
Un repaso rápido

El envejecimiento, el clima, el estilo de vida y las condiciones de salud pueden afectar a su tipo de piel. Pero, por lo general, la genética determina si tienes la piel normal, seca, grasa, mixta (seca y grasa) o sensible. Conocer tu tipo de piel puede ayudarte a elegir los productos que mejor se adapten a ella. Esto significa utilizar productos que ayuden a la piel seca a añadir y retener la hidratación, a la piel grasa a equilibrar la grasa y desobstruir los poros, y a la piel sensible a calmar y aliviar la irritación. Si no estás seguro de cómo cuidar tu piel, consulta a un dermatólogo. Ellos pueden ayudarte a determinar tu tipo de piel y las afecciones que pueden estar causando problemas cutáneos.

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