Qué hacer si tu hijo o hija no te quiere
Menudo problema al que te enfrentas si, como madre, te das cuenta de que tu hijo o hija no te quiere.
Por desgracia, esta situación es más común de lo que podríamos (o querríamos) imaginar y es que en la vida surgen muchos conflictos que no siempre se pueden resolver. Puede que hayas puesto fin a tu matrimonio con el padre de tu hijo o hija y que el divorcio esté afectando a la relación con ellos. Por supuesto, un hijo es incapaz de comprender la magnitud del sufrimiento al que debe hacer frente una madre antes de tomar la dramática decisión de tener que separarse y terminar así una historia que al principio fue de amor. Tal vez tu hijo no comprenda los motivos del divorcio y te haga sentir culpable por haber fragmentado la familia: ahora su padre (tu ya ex marido) deberá irse a vivir al pisito en el que vive su novia más joven, porque ellos siempre se van con una más joven a la que poder deslumbrar, y tú debes sacar adelante el hogar.
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Tu hijo no comprende la situación y manifiesta su desconformidad mediante el odio. ¿Qué puedes hacer si ya no te quiere?
Lo primero que debes hacer para que tu hijo vuelva a quererte es identificar la razón por la que ahora muestra odio. ¿Tal vez no le guste cierta decisión que has tomado? ¿Tal vez piense que eres demasiado exigente?
Debes ponerte en su lugar y tratar de introducirte en su forma de comprender la situación. Probablemente esté equivocado ya que por su juventud, es incapaz de pensar con perspectiva. No sirve de nada que le digas "es que eres demasiado joven" o "ya lo entenderás cuando seas mayor" porque entonces provocarás su rabia, que se añadirá al sentimiento de rechazo que ya siente hacia ti. Ponte en su lugar y trata de entender sus pensamientos, aunque no los comprendas. Él también deberá hacer lo mismo pero tal vez, por su juventud, no cuente con las herramientas de inteligencia emocional que son tan útiles y necesarias para llevar una vida feliz.
Una vez identificado el motivo que ha eliminado la palabra "amor" de vuestra relación, deberás hacerle frente y hablar con el fin de llegar a un acuerdo. En caso de que no le haya gustado cierta decisión que hayas tomado, deberás explicarle el por qué has decidido hacer eso. No sirve lo de "porque lo digo yo" pues se trata de un argumento que utilizaban los padres con sus hijos hace mucho tiempo, cuando en la familia había autoridad y respeto pero no había amor.
En caso de que te resulte imposible dialogar con tu hijo, deberás encontrar un interlocutor que pueda mediar entre las dos posturas. Esta figura la puede desempeñar una persona de tu propia familia (tal vez otro hijo, un sobrino, o tu cuñado) quien tratará de acercar ambas posturas, así, tu hijo podrá llegar a entenderte y volver a quererte de nuevo, que es el objetivo principal que buscas conseguir. Por supuesto, esta persona contará con tu apoyo total. No sirve de nada que tu hijo se traiga como mediador a un compañero de clase que piensa igual que él, siendo incapaz de comprender el problema.
Si no contáis con esta persona que pueda ayudar a encontrar un punto de encuentro y el amor, entonces, deberás recurrir a un profesional. Un psicólogo especializado en conductas adolescentes será perfecto, pues podrá darte las pautas y herramientas para recuperar el cariño familiar. Podéis acudir a terapia juntos, o por separado. En caso de que tu hijo no esté dispuesto a ponerse en manos de un profesional, deberás preguntar al profesional por la mejor manera de convencerle. Tal vez tu hijo no te quiera, y además tenga un montón de problemas internos que resolver.
Si la convivencia se pone cuesta arriba y, además de no quererte, te hace la vida imposible, lo más importante que debes hacer es cuidar de ti misma. Antes que madre, eres mujer y persona. Hoy en día se vende mucho en internet la idea de madre perfecta, cuya vida gobierna únicamente el amor, que se desvive por sus hijos y además tiene un marido increíblemente perfecto pero tienes que entender que se trata de una película de ciencia ficción, son efectos especiales. Entre bambalinas, las madres gritan a sus hijos y sus hijos les contestan mal. No es que se desarrolle una batalla campal o conato de guerra civil a diario, sino que tienen sus roces. Probablemente tengan también las herramientas necesarias para superar las situaciones desagradables: diálogo, paciencia y comprensión son las tres armas más importantes para salir a pelear.
En caso de que prefieras hacer una retirada a tiempo, antes de morir en la trinchera, el hijo que ya no te quiere puede probar a pasar una temporada con su padre. Pronto descubrirá lo mucho que te quiere, y volverá a casa.
Tal y como escribió Tolstoi al comienzo del clásico de la literatura "Ana Karenina", Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada. En todas partes cuecen habas y todas las familias tienen su particular problema que impide la existencia de una feliz convivencia. No te creas peor que las demás madres, tal vez tengas menos herramientas que ellas y es tu misión buscarlas. Y encontrarlas.
Así, ya no tendrás que pensar qué hacer si tu hijo o hija no te quiere.