Reglas de oro para lucir una piel radiante a cualquier edad
Cuidar la piel con esmero es clave para preservar nuestra salud, pero también es crucial para lucir un aspecto joven y radiante. Si quieres lograr esa piel luminosa y sana que todas anhelamos, debes respetar las siguientes reglas de oro. ¿Añadirías alguna más?
Usa productos cosméticos de calidad
Existen muchos tipos de piel: seca, grasa, mixta, sensible, madura, etc. Cada una de ellas requiere cuidados diferentes. Desde el sector cosmético nos ofrecen productos específicos para cada tipo de piel: geles limpiadores, cremas hidratantes, exfoliantes, antiarrugas, protectores solares, geles de baño... la elección depende del tipo de piel y de las preferencias de cada uno. Una buena muestra de estos productos de calidad se puede encontrar en la beauty box mensual de empresas como Abiby, la solución ideal para cuidar nuestra piel con los mejores productos del mercado para mantenerla radiante sea cual sea nuestra edad.
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Protege tu piel de la exposición al sol
Existe un lado oscuro de la exposición continuada al sol, ya que un exceso de sol puede tener consecuencias graves: quemaduras de diferentes grados, eritemas, manchas… todo a corto plazo, pero a largo plazo pueden tener efectos muy peligrosos. Los rayos ultravioletas son potenciadores de problemas graves como el cáncer de piel, los trastornos en la vista, el envejecimiento precoz de la piel y el desarrollo de alergias. Para protegernos del sol no solo debemos incorporar hábitos saludables, como por ejemplo medir el tiempo que pasamos expuestos o vestir sombreros y ropa que nos proteja, también debemos usar cremas protectoras. Es cuestión de investigar cuál se adecua mejor a nuestra piel y empezar a usarla.
Trata con delicadez tu piel
Cada día estamos expuestos a factores que pueden dañar nuestra piel y nuestro organismo en general, especialmente en el entorno laboral. De hecho, trabajar en determinados sectores aumenta la exposición a riesgos para la piel. Por ejemplo, sectores laborales como la hostelería, la limpieza, la construcción, etc. conllevan un alto riesgo cutáneo, por eso debemos velar por trabajar con la protección adecuada. En las tareas domésticas debemos intentar evitar el contacto directo con material corrosivo y tener cuidado cuando utilizamos detergentes, desinfectantes, desengrasantes, etc., que pueden contener productos tóxicos para la piel. Basta con incorporar rutinas de prevención: usar delantal, guantes y pantalones largos. Es recomendable lavar las manos con detergentes que no contengan sustancias irritantes.
Come sano
Comer sano nos hará sentir bien tanto en el plano físico como mental. Existen determinados alimentos muy beneficiosos para proteger y nutrir la piel: los tomates, las espinacas, los frutos secos, las zanahorias, los albaricoques, los guisantes, las lentejas, etc. También es recomendable beber mucha agua en todo momento. Comer de forma equilibrada es sencillo, basta con planificar bien una dieta y llevarla a rajatabla. Sus beneficios son cuantiosos.
Evita el alcohol y el tabaco
Está más que demostrado científicamente que el tabaco y el alcohol influyen negativamente en la calidad de la piel. Sus efectos pueden variar, pero están intrínsecamente relacionados con la aparición de arrugas y manchas.
Además, estas sustancias potencian todo tipo de trastornos cutáneos como la dermatitis, los eczemas, el lupus o la psoriasis, multiplicando sus efectos nocivos. Basta con ver que la gente que ha abusado durante décadas del tabaco y del alcohol muestra un aspecto cutáneo más envejecido y deteriorado. Es recomendable abandonar el consumo de estas sustancias no solo por cuidar nuestra piel, sino por preservar nuestra salud en general.
Apostar por una vida saludable es sinónimo de lucir mejor, radiantes y vigorosos. Modifica tu estilo de vida y evita riesgos para tu salud. Tu cuerpo te agradecerá.