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¿Tienes curiosidad por estar sobrio?

Rechazar una bebida alcohólica en una situación social puede ser muy incómodo, muy rápido. Los límites salen por la ventana.

"¿Cómo te diviertes?", "Espera, ¿estás sobria?" e incluso "OMG, ¿estás embarazada?" se te lanzan como si no fueran preguntas extremadamente personales. Pero, con suerte, ese tipo de experiencias pronto serán pocas y distantes entre sí a medida que más gente se vuelva sobria y curiosa.

Hemos recurrido a Sarah Levy, autora de Drinking Games, para saber más.

"La palabra 'sobrio' tiene un estigma muy negativo, y esa connotación me impidió dejar el alcohol mucho después de que dejara de funcionarme", cuenta Sarah. "Creo que cuando hablamos de sobriedad tendemos a centrarnos en los detalles escabrosos y desastrosos de las personas que tocan fondo, pero no es necesario perderlo todo o tocar fondo para dejar el alcohol", afirma.

Si no te gusta la palabra "sobrio", recomienda decir que no bebes alcohol, que eres un curioso sobrio o que simplemente has decidido no beber.

"Puedes dejar de beber si ya no te hace sentir bien, y punto", afirma Sarah. (¡Repítelo para los de atrás!)

"En la última década se ha producido un gran cambio en nuestra percepción de la salud mental. Tenemos una comprensión más profunda de los matices de enfermedades como la depresión y la ansiedad, y veo que tendemos en la misma dirección con la palabra 'sobrio'. No hay una talla única para todos, y la experiencia de cada uno y la razón para estar sobrio son diferentes", afirma Sarah.

Añade que, para cambiar nuestra percepción colectiva de lo que es estar "sobrio", deberíamos centrarnos en los aspectos positivos de la sobriedad y destacar las historias de personas que deciden llevar una vida sin alcohol por diversas razones.

"En primer lugar, la calidad del sueño mejora enormemente cuando se deja de beber, y el sueño afecta a todo", explica Sarah.

"Para mí, dormir mejor me dio más energía, menos ansiedad y la capacidad de presentarme a los planes y estar presente en mi vida. A los pocos meses de dejar de beber, también perdí peso, mi piel se volvió más clara y menos apagada, mi pelo y mis uñas estaban más sanos y, en general, me sentía más ligera y presente", dice.

Y no hay que preocuparse, reducir el consumo de alcohol (o suprimirlo por completo) no es el beso de la muerte a nuestra vida social.

"Muchos bares tienen ahora opciones sin alcohol increíbles, y yo soy una gran fan de marcas como Kin y Ghia", declara Sarah. "Yo soy de la vieja escuela: me encanta un seltzer con un chorrito de zumo de pomelo y una rodaja de lima. Si salgo y me siento aventurera, le pido al camarero que me sorprenda con un cóctel divertido. Todavía se puede cambiar y mantener las cosas interesantes en la sobriedad".

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