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Trucos para sentirse más positivo

Gran parte de cómo nos sentimos cada día tiene que ver con la calidad de nuestros pensamientos. Somos capaces de elegir nuestros pensamientos y crear pensamientos positivos. Aunque no podamos verlos, nuestros pensamientos son muy reales y son responsables de casi todo lo que manifestamos en nuestras vidas. El optimismo y el pensamiento positivo pueden ayudar a mejorar nuestra autoestima y nuestra salud mental.

Aprender a tomar las riendas de nuestro pensamiento, a responsabilizarnos de la calidad de nuestra "vida mental", forma parte del camino hacia el amor y el respeto por uno mismo.

Elija un punto de partida positivo para su día

Es durante esos primeros momentos de conciencia cada día, justo después de despertarnos, cuando entramos en el espacio mental que ocuparemos durante gran parte de las siguientes 24 horas. Si lo primero que hacemos es coger el móvil para navegar por TikTok, leer titulares o consultar aplicaciones de citas, nos estamos privando del combustible mental que necesitamos para afrontar el día.

En su lugar, le ofrezco una sencilla sugerencia: empiece el día consumiendo literatura positiva y edificante de algún tipo, o dedicando un momento a reflexionar sobre la gratitud creando una lista de agradecimientos y hablándose a sí mismo con un lenguaje cariñoso y amable. O quizá puedas dedicar esos primeros cinco minutos a conectar con tus mascotas, poner música, preparar tu desayuno favorito, estirarte, respirar o disfrutar del amanecer. Hay muchas variantes; la cuestión es que elijas empezar el día con una mentalidad positiva.

Hacer un esfuerzo consciente por dedicar los primeros cinco minutos de la mañana a cultivar pensamientos positivos marcará una gran diferencia a lo largo del día. Al hacerlo cada mañana, empezará a reconectar la parte de su cerebro que se prepara para la catástrofe y el pensamiento negativo. Una vez instaurados estos hábitos positivos, llegarás a anticipar con cariño el momento de abrir los ojos cada día.

Para empezar, cuando te despiertes, niégate a que ninguna distracción interrumpa tus cinco minutos de autorreflexión positiva. Háblate a ti mismo con amabilidad y conviértete en tu mejor amigo. Al principio te parecerá extraño, pero empezarás a sentirte normal. Las afirmaciones son lo que más me gusta decirme a mí misma. Al final de cada capítulo de mi libro, "The Rewired Life", tengo una lista de afirmaciones positivas que los lectores pueden elegir.

Estos cambios, pequeños y asequibles, le reportarán grandes beneficios. Pruebe cualquiera de ellos -o todos durante 30 días- y vea si experimenta un efecto dominó.

Cambie su vocabulario

El cerebro, como ahora sabemos, es increíblemente adaptable y muy sensible a las palabras que utilizamos cada día. La forma en que describimos y enmarcamos nuestras experiencias crea los pensamientos y sentimientos que éstas nos inspiran. Prestar especial atención a las palabras que utilizas no es sólo un ejercicio de atención plena, sino que alterará tu experiencia cotidiana.

Un ejemplo perfecto de esto es la experiencia común de preguntar a alguien cómo le va el día. Cuando alguien solía preguntarme cómo estaba, decía "tengo que ir a trabajar" o "tengo que hacer ejercicio". En lugar de eso, he aprendido a usar la palabra "conseguir". Cambiar estas palabras - "tengo que" por "consigo"- ejemplifica los grandes privilegios que tenemos. Podemos" ir a la escuela, "podemos" ver a nuestros padres en la cena del domingo. Somos bendecidos con estas oportunidades, que muchos en este mundo no tienen.

Me di cuenta de que esta práctica empezó a resonar en los demás, y varias personas de mi entorno respondieron con mucho entusiasmo a este tipo de respuestas. Así que adelante, practica ver tus experiencias como honores o privilegios.

Otro ejemplo: mi suegro, cuando le preguntan cómo está, siempre responde con un rotundo: "¡Fantástico!". Al principio me fascinaba; realmente irradiaba esa energía, tanto que creía de verdad que se sentía así. Así que decidí intentar responder de forma positiva los días en los que me sintiera desorientada, o simplemente "sosa", diciendo "¡Maravilloso!" cuando alguien me preguntara cómo me encontraba. Y he aquí que mis sentimientos cambiaron. Me sentía más alegre y sabía que estaba animando a los demás en lugar de hundirlos.

Esto no quiere decir que podamos disipar emociones reales con meras palabras, pero nuestras palabras importan mucho y moldean continuamente nuestra realidad. ¿Qué es lo que dicen? No puedes estar amargado y esperar que tu vida sea dulce.

Así que no te limites a esperar lo mejor, adopta un papel activo y cree que puedes mejorar las cosas. Da miedo, pero tú puedes.

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