Una isla Patrimonio de la Humanidad a la que solo pueden entrar hombres
La isla de Okinoshima ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Pero no de toda la humanidad...
El pasado domingo, la preciosa isla japonesa de Okinoshima ha sido declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Su belleza y su situación única podrían hacernos pensar que esta decisión es bastante lógica, pero hay algo en ella que hace que declararla como tal haya sido una decisión muy polémica.
Esta isla, situada en el sur de Japón y perteneciente al Santuario Munakata Taisha, tiene prohibida la entrada a las mujeres. Si la decisión en sí ya suena bastante absurda, aún lo es más la explicación para ello. En Japón existe la creencia de que las mujeres son impuras por su ciclo menstrual, por lo que de ninguna forma podrían acercarse a esta isla, que es considerada uno de los lugares más sagrados del país.
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Tampoco para los hombres es fácil acceder, aunque al menos pueden hacerlo en una ocasión. Durante el año, la isla está habituada únicamente por un sacerdote. Los hombres pueden acceder a ella una vez al año, el 27 de mayo, participando previamente en un rito purificador dentro del mar.
Que la mitad de la humanidad no pueda visitar uno de los lugares elegidos como patrimonio de la misma suena bastante injusto, pero lo más triste es que no es la primera vez que ocurre. El Monte Athos de Grecia, que también es Patrimonio de la Humanidad, prohibe la entrada a las mujeres por considerarlas impuras. Además, tampoco pueden acercarse a más de 500 metros de su orilla. Lo mismo ocurre en el santuario de Haji Ali Dargah, en Mumbai, otro lugar de culto que prohibe que las mujeres se acerquen a pesar de se Patrimonio de la Humanidad.
La isla de Okinoshima, declarada Patrimonio de la Humanidad, ha sido inscrita en la lista de sitios culturales más preciados del planeta por su “valor universal excepcional”. Una pena que nunca vayamos a poder viajar hasta ella.