Una paciente de mastectomía nos cuenta sus vivencias
Jessica Zabel tenía unos 29 años cuando notó por primera vez un bulto en el pecho.
La madre de dos hijos contó a Today que se encontró el bulto mientras se ajustaba la camiseta de tirantes y que pronto le diagnosticaron una forma temprana de cáncer de mama. Se sometió a una cirugía para extirpar el tumor, pero la amenaza de que el cáncer pudiera volver a aparecer la preocupó en los años siguientes, dijo.
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En 2014 -dos años después de su diagnóstico inicial de cáncer- optó por someterse a una mastectomía bilateral profiláctica, un procedimiento preventivo en el que se extirpan ambos pechos.
Dijo a Today que recordaba haber pensado: "No hay que volver a preocuparse por esto". Añadió que sus hijos fueron un factor importante en su decisión de someterse a la cirugía preventiva, ya que no quería que el riesgo de cáncer "pendiera sobre su cabeza" mientras criaba a sus hijos.
Sin embargo, el procedimiento causaría una nueva serie de problemas, lo que la llevó a padecer durante más de cuatro años un dolor debilitante que le impedía trabajar y asistir a las reuniones de padres y profesores.
Zabel, ahora de 39 años, dijo que probó varios medicamentos para el dolor, bloqueadores de nervios y cirugías adicionales para aliviar la constante sensación de ardor que sentía después de la mastectomía. Finalmente encontró algo de alivio en 2018, cuando se sometió al primero de varios procedimientos de congelación de nervios que redujeron su dolor a un nivel tolerable.
Al menos 1 de cada 5 pacientes de mastectomía experimenta dolor persistente
Más de 100.000 mujeres en Estados Unidos se someten a algún tipo de mastectomía cada año para tratar o prevenir el cáncer de mama, según el Brigham and Women's Hospital.
Según estimaciones de la Sociedad Americana del Cáncer, entre el 20% y el 30% de esas mujeres desarrollan el síndrome de dolor post-mastectomía (SPM), una forma de dolor nervioso persistente en la pared torácica, la axila o el brazo.
Otras estimaciones, como un estudio publicado en el World Journal of Plastic Surgery en 2020, sitúan esa cifra en el 60% de las pacientes que se someten a mastectomías u otras cirugías para tratar o prevenir el cáncer de mama.
A pesar del nombre del síndrome, las personas que optan por la cirugía conservadora de la mama, como las tumorectomías, también pueden experimentar dolor crónico después de la cirugía.
Zabel contó a Today que estaba preparada para sufrir algo de dolor tras la operación de extirpación de ambos pechos. Sin embargo, le afectó mucho una sensación de ardor constante e intenso bajo la axila que no mejoró con el tiempo.
"Me sentí como si estuviera en llamas, como si alguien estuviera sosteniendo una antorcha en mi piel", dijo al medio.
No le gustaba cómo se sentía con los medicamentos para el dolor, así que probó un nuevo enfoque quirúrgico
Zabel dijo que le recetaron opioides para tratar su dolor constante después de la cirugía, pero no le gustaba cómo se sentía "alterada" con los medicamentos.
Dijo que también probó la fisioterapia, las inyecciones de bloqueo nervioso y los parches de lidocaína, pero nada alivió su dolor hasta un nivel tolerable. La constante sensación de quemazón estaba perturbando su vida, y casi no tenía esperanzas cuando dio con un prometedor ensayo clínico.
El ensayo, dirigido por el Dr. J. David Prolongo, de la Universidad de Emory, utilizó una técnica probada para tratar el dolor nervioso en una nueva población de pacientes: las mujeres con SPM. Prolongo y sus colegas se dirigieron a un nervio de la axila con crioablación, un procedimiento mínimamente invasivo que congela selectivamente los nervios afectados.
Al aplicar un frío extremo a los nervios dañados en la cirugía de extirpación del tejido mamario, el procedimiento interrumpe la señal de dolor enviada desde esos nervios al cerebro. A largo plazo, esos nervios congelados pueden regenerarse como "nuevos", lo que permite a los pacientes recuperar la sensibilidad sin el dolor, explicó Prolongo a Today.
Zabel se ha sometido a cuatro procedimientos de crioablación desde 2018, ya que múltiples nervios estaban dañados y le causaban dolor. Dijo que los efectos fueron graduales, pero que finalmente supusieron una diferencia de "noche y día" que le ha permitido volver a su rutina normal.