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Apuntarme a clases de baile ha sido lo mejor que he hecho este año

ME HA ENSEÑADO A TRATARME MEJOR

Apuntarme a clases de baile ha sido lo mejor que he hecho este año. Me ha enseñado a ser fácil conmigo misma.

Todas las noches, los bares metidos en las calles de Bombay se llenan de desconocidos que bailan salsa, bachata, kizomba, rueda, jive y Lindy Hop. Nos quedamos allí durante horas, improvisando nuevos estilos, sorprendiéndonos y cantando al ritmo de la música. Puede que no nos conozcamos en el mundo exterior, pero aquí compartimos una faceta de nosotros mismos que otras personas quizá no vean.

En enero, me apunté a una clase de bachata, después de años de sentir curiosidad por los bailes latinos. Al día siguiente fui a mi primer baile social, donde quedé hipnotizada por la química y la conexión entre los bailarines en la pista.

Me prometí a mí mismo que un día aprendería a bailar como ellos.

Fue intimidante al principio

En las primeras semanas, me pisaba y cometía errores que me dejaban la cara roja, pero aprendí a seguir adelante y a no tomarme demasiado en serio.

Es intimidante ser un principiante, pero una vez que me permití disfrutar del reto, me enamoré del proceso de aprender algo nuevo.

Desde entonces, he aprendido seis nuevos estilos de danza, que me han dado una nueva identidad como bailarina, acceso a una maravillosa comunidad y una sensación de paz y propósito. Cuando bailo, me olvido del mundo y me pierdo en el momento. Es un espacio en el que puedo soltarme de verdad y escapar de todo lo demás.

Como soy una persona que piensa demasiado, me ha ayudado a despejar la mente y a ser tranquila conmigo misma. Si me pongo a pensar, pierdo el ritmo.

Durante años, viví en mis pensamientos y me olvidé de cuidar mi cuerpo. Ahora me conduzco de forma diferente, porque confío en mí misma y en lo que me lleva mi instinto. He descubierto una sensación de facilidad, calma y fluidez a la que no sabía que tenía acceso.

Me siento libre en mi cuerpo y emocionada por descubrir de qué soy capaz.

Ahora tengo mucha más confianza en mí misma

Seis meses después, siento que me estoy convirtiendo en una bailarina mejor y más segura. Después de mucha práctica, ahora me resulta fácil. Mi horario gira en torno a los talleres y las actividades sociales, y he conocido a algunos de mis mejores amigos gracias a esta comunidad, bailando, compartiendo listas de reproducción y cantando en el karaoke.

Es hermoso tener algo en lo que puedas volcar tu amor y que además te enseñe a amarte a ti mismo.

Ha sido increíble contar con el apoyo y los ánimos de otros bailarines. Hace poco bailé con alguien que me dijo que había llegado muy lejos. Confundida, le pregunté qué quería decir. Él estuvo presente en mi primera clase de bachata, sentado al fondo de la sala cuando yo estaba aprendiendo a mover los pies al ritmo de la música. Se acordaba de mí y era testigo de mi crecimiento, y eso significaba mucho.

La danza me ha hecho sentir que puedo viajar a cualquier parte y sentirme en casa al conectar con otros bailarines, como si hubiera aprendido un nuevo idioma que me ha abierto el mundo.

Cuando estoy en el supermercado o en un concierto y oigo música con la que me puedo mover, me pongo a bailar instintivamente. Me hace sentir feliz y libre sin esfuerzo, y sé que esto es solo el principio.

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