Crear una rutina de cuidado de la piel eficaz me ayudó a abrazar mi afrolatinidad

Al crecer, nunca me vi realmente a mí misma, ni en el espejo ni a mi alrededor. Aparte de las mujeres de mi círculo familiar cubano, no conocía a otras latinas de piel oscura. Aunque muchas de mis amigas íntimas también eran hispanas, eran la "típica" latina que Hollywood y las revistas se apresuraban a celebrar, con piel más clara y rizos más sueltos. A menudo me sentía marginada. Mi cultura es una parte importante de mi identidad y personalidad, pero siempre sentía que tenía que dar explicaciones por tener una tez más oscura y el pelo con más textura. Así que, para "demostrar" que era latina, me aferraba a mi ascendencia española y portuguesa e ignoraba mis evidentes raíces africanas, en lugar de sentirme segura con el hecho de que era cubana por esa mezcla. En realidad no odiaba el color de mi piel, pero tampoco lo amaba por completo. Simplemente lo toleraba. Y mientras luchaba contra el acné de forma intermitente desde la adolescencia hasta los 30 años, las cicatrices del acné y la piel desigual empeoraron mi percepción de quién era y cómo me veía.

Siempre me interesó el cuidado de la piel, y escribir sobre belleza como periodista no ayudó a mi obsesión por probar todos los productos que prometían una piel supuestamente perfecta. A finales de los veinte, empecé lo que yo consideraba una rutina de cuidado de la piel más adulta, incorporando sueros y mejorando mi crema hidratante. Unos años más tarde, cuando me quedé embarazada de mi hijo, mis hormonas desencadenaron un círculo vicioso de acné e hiperpigmentación que se resistía a todos los productos que utilizaba y me dejaba llorando en mi escritorio todos los días. Tras no obtener los resultados que deseaba de varios dermatólogos, finalmente fui a ver a uno recomendado por una amiga. La doctora me echó un vistazo a la cara y me dijo: "Tu piel está fuera de control, pero vamos a arreglarlo"; también me dijo que dejara todos los productos que estaba usando porque, según ella, mi rutina de cuidado de la piel era parte del problema.

Mi arsenal de productos iba en mi contra. Utilizaba demasiados limpiadores, tónicos, exfoliantes, peelings y tratamientos para el acné agresivos, además de mascarillas y cremas hidratantes equivocadas que confundían mi piel y provocaban más brotes, sequedad e incluso ardor. Mi piel se había sensibilizado; mi plan de acción para deshacerme por fin del acné y la hiperpigmentación empezó por ser suave con mi piel: "Usar demasiados productos con los mismos ingredientes activos o que no son adecuados para tu piel puede ser demasiado estimulante, lo que puede causar inflamación y comprometer la barrera cutánea", dice la dermatóloga Tanasha Simela, DO, "lo que en última instancia provoca irritación e hiperpigmentación postinflamatoria"."La hiperpigmentación postinflamatoria, que es el oscurecimiento de la piel debido a la sobreproducción de melanina liberada para curar traumatismos cutáneos, como heridas, irritación y acné, es más frecuente e intensa en la piel de color, explica la Dra. Simela. "Aunque todo el mundo tiene el mismo número de células productoras de melanina, llamadas melanocitos, éstas son más activas en la piel de color", dice el Dr. Simela, "El número y tamaño de los melanosomas, donde se sintetiza y almacena la melanina dentro de los melanocitos, es mayor en la piel más oscura. Y cuando los melanocitos producen más melanina en respuesta a una inflamación, lesión cutánea o exposición al sol, se deposita más pigmento en la profundidad de la piel causando hiperpigmentación."

Así que volví a empezar mi rutina de cuidado de la piel desde cero y me limité a lo básico: limpiador, crema hidratante y protector solar. Busqué productos nutritivos y calmantes y me alejé de todo lo que pudiera provocar irritación y causar más hiperpigmentación. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba utilizando los limpiadores equivocados: No debían dejarme la piel seca y tirante después de lavarme la cara para asegurarme de que estaba limpia. Para mi crema hidratante, quería algo que hidratara durante todo el día, que se absorbiera bien y que no contuviera demasiados ingredientes activos que agravaran mi piel sensible como tantas otras que he probado. "Encontrar los productos adecuados es una de las cosas más importantes que puedes hacer por tu piel, pero a menudo puede ser ensayo y error. Lo primero que hay que intentar es eliminar los ingredientes que suelen irritar la piel, como las fragancias", dice la doctora Amy Wechsler, dermatóloga en Nueva York y asesora de Chanel para el cuidado de la piel. (La Dra. Wechsler también me ayudó sin querer en mi viaje por el cuidado de la piel: Ella fue una de las creadoras de La Solution 10 de Chanel, que se ha convertido en mi crema hidratante imprescindible). "Una vez que encuentres la rutina que te funciona, no la cambies, excepto para retoques como añadir más hidratación en invierno", explica la Dra. Wechsler.

Una vez que volví a lo básico, tanto mi piel como lo que sentía por mi cutis empezaron a cambiar. Dejé de comparar mi tono de piel con el de las latinas de piel más clara; miré más allá de las diferencias de color y me concentré en cómo podía hacer que mi cutis estuviera sano y radiante. Cuanto más suave era con mi piel, mejor respondía. Y después de tener el acné y la hiperpigmentación bajo control, pude reintroducir y añadir poco a poco otros productos a mi rutina, como ampollas, aceites y suero de vitamina C. Investigué los ingredientes. Investigué sobre los ingredientes -qué hacían y cuáles eran los mejores para mí- y busqué productos con ácidos exfoliantes que fueran suaves, pero eficaces en pieles oscuras, como los AHA, como los ácidos láctico y mandélico, para minimizar la hiperpigmentación, los BHA, como el ácido salicílico, para combatir el acné, y el ácido azelaico, que trata la hiperpigmentación atenuando la producción de melanina. "Estos ácidos son especialmente buenos para la piel de color. Tienen un efecto más suave debido a su estructura molecular más grande, que impide la penetración profunda en la piel, por lo que es menos probable que causen irritación que dé lugar a hiperpigmentación", dice el Dr. Simela.

En lugar de obsesionarme con probar todos los productos nuevos que salían al mercado, ahora me preocupaba por evitar todo lo que pudiera irritar mi piel y provocar hiperpigmentación. No quería echar a perder todo el esfuerzo que había invertido en mejorar la salud de mi piel. Resistir la tentación de comprar nuevos productos sólo porque el envase era bonito o porque una persona influyente (especialmente si no tenía mi mismo tono de piel) decía que era increíble era algo que tenía que dominar. Sandra Chiu, LAc, especialista en Dermatología de Medicina Tradicional China y fundadora del estudio de cuidado de la piel Lanshin en Brooklyn, NY, fue una de las expertas en cuidado de la piel que me ayudó en el camino: "Como la piel es muy bioindividual, es importante encontrar los ingredientes que mejor se adapten a la situación de tu piel", dice Chiu. "Siempre animo a mis pacientes a que no se preocupen por los ingredientes de moda, a menos que haya pruebas de que son beneficiosos para su tipo de piel". Prestar atención a mi piel a este nuevo nivel también me hizo ser más consciente de otras mujeres con tez más oscura y reconocer lo bellas que somos. Y con más modelos afrolatinas redefiniendo los estándares típicos de belleza -como Joan Smalls, Lineisy Montero y Arlenis Sosa-, por fin me sentí vista.

Cuanto más clara y uniforme se volvía mi piel, no sólo revelaba el brillo que buscaba, sino que también me permitía aceptar mis raíces afro como parte de mi identidad Latinx y ya no como una carga. Me sentí segura de mí misma y, aunque suene cursi, sentí que podía mostrar mi mejor cara. Descubrir cómo cuidar mi piel ha sido un aprendizaje; todavía estoy aprendiendo y, de vez en cuando, modificando mi rutina actual. Y lo que es más importante, ha sido un viaje que me ha ayudado a celebrar y honrar a todas las mujeres que me precedieron y su aspecto. Ahora, me admiro en el espejo en mis días de buena piel y trato a mi cara con amor extra en los no tan buenos porque sé cómo volver a la pista.