“Si tienes hambre, cómete una lechuga entera”: así es ser modelo con 14 años
Esta joven fue modelo en la adolescencia. Ahora cuenta cómo la moda la acabó destruyendo por completo.
Cassie Davies estaba de compras con su madre por el centro de Londres cuando un desconocido se le acercó y le dijo que era muy guapa. Acto seguido, le sacó una foto con su móvil y le entregó su tarjeta. Era un ojeador de una de las agencias de modelos más importantes de Londres y ella tenía 14 años.
Cassie solo era una adolescente de la que sus compañeros se reían por tener “el pecho como una tabla de planchar y un culo inexistente”. Nunca había pensado en ser modelo. Pero finalmente se atrevió y llamó a aquel ojeador, fichando por su agencia un año más tarde.
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Después de seis años de trabajo en la industria de la moda, Cassie ha querido contar el infierno vivido durante todo este tiempo y cómo este negocio es capaz de hacer enfermar a una adolescente sana.
En su carta abierta publicada en la revista Vagenda Magazine, Cassie cuenta cómo su agencia apostó por ella a pesar de ser demasiado baja para ser modelo. “Como pasa con la mayoría de las chicas que son fichadas a una edad temprana, mi agencia me estaba aguantando para ver cómo salía después de que la pubertad me hubiera devorado por completo y escupido con tetas, caderas y una cara llena de acné. Era demasiado baja para ser modelo, pero aún era joven así que tenía potencial. La próxima vez que les vi tenía 16 años, justo tras el deseado estirón, preparada para ser expuesta ante el mundo de los fashionistas".
Los primeros años trabajando en la moda asegura que “no fueron muy emocionantes”. Básicamente, su rutina se basaba en asistir a numerosos castings y realizar interminables sesiones de fotos. “Recuerdo claramente estar en el jardín trasero de una zona de mierda en Londres llevando solo un tanga mientras el fotógrafo, un hombre mayor al que nunca había visto, tomaba fotos de mí".
Sin embargo, en poco tiempo todo cambió. “Fue al año siguiente cuando la sensación de que no era lo suficiente delgada comenzó a crecer dentro de mí. Empecé a compararme con las otras modelos que conocía en las sesiones, con sus cinturas diminutas y sus piernecitas. Yo siempre había creído que estaba delgada pero eso era un nuevo nivel para mí".
Con 17 años, Cassie fue rechazada en un casting por tener las piernas demasiado gordas, lo que la llevó a comenzar una dieta estricta. “Seis meses más tarde, después de una dieta estricta y ejercicio, volví al mismo estudio y ellos me adoraron”, explica la modelo. "¡Estás mucho mejor! La otra vez tuvimos que photoshopear tus piernas y cintura". Pero la cosa aún fue a peor.
"El verano de mis 18 fue el pico de mi carrera como modelo. Pasé tres meses en Londres donde gané una cantidad absurda de dinero: la correlación entre la delgadez y el dinero en la industria de la moda es dolorosamente cierta. Sentía que tenía todo bajo control (y con todo me refiero a mi peso), pero por su puesto que no. Simplemente estaba subida en la cresta de la ola del éxito, disfrutando de cumplidos y dinero mientras perdía un kilo tras otro. Aquel éxito era tóxico. Plantó en mí la idea de que el éxito es totalmente dependiente de la delgadez, una idea que acabaría penetrando en todas las áreas de mi vida y contra la que que aún tengo que luchar".
"Hagas lo que hagas no comas pan", me aconsejó uno de mis agentes. "Si tienes hambre cómete una lechuga entera, ¿de acuerdo?". Este fue el nivel de asesoramiento que tuve a lo largo de mi carrera como modelo".
Posteriormente, la modelo se trasladó a Nueva York, donde siguió una “dieta de copos de salvado, ensalada, cigarrillos y más ensalada”. Su agente y sus diseñadores continuaban glorificando su cuerpo anoréxico y diciéndole lo guapa que era. “La peor parte es que les creía”, cuenta.
“Cuando comencé mi licenciatura apenas comía y fumaba mucho para saciar el hambre. Mi médico se preocupó por mí y me dijo que estaba muy delgada. No quise hablar con él de ello y en su lugar me fui a casa a leer los síntomas de la anorexia que aparecían en internet, reconociéndome en casi todos los puntos. Llamé a mi madre llorando, me encontraba sola en un entorno nuevo, en una nueva ciudad y rodeada de gente desconocida. Estaba sola y aterrada por la enfermedad que me había atrapado".
Cassie tomó consciencia de su estado de salud y de que tenía que pedir ayuda. Entonces comenzó para ella una dura etapa a base de terapias, ansiedad, antidepresivos, bulimia y ejercicio compulsivo, pero lo importante es que acabó dándose cuenta “de lo equivocada que había estado”.
"Todavía no puedo soportar la idea de unirme a cualquier cosa relacionada con la moda. Cuando miro hacia atrás, me horroriza por la forma en que me trataron como modelo siendo una niña. Las cosas que he dicho en este artículo sólo rozan la superficie de una piscina enorme y oscura de experiencias terribles. ¿Era estúpida? No. ¿Era demasiado sensible? No. Simplemente era demasiado joven y vulnerable, y estaba demasiado tentada por la fama para entender que lo que estas personas me estaban haciendo y diciendo no era aceptable".
Como Cassie, otras modelos ya han decidido contar el infierno que vivieron en la moda, o incluso denunciar la situación actual, como hizo esta modelo en su conocido vídeo “demasiado grande para la industria”.
Ser modelo en la adolescencia puede acabar destruyendo y alejándote de la moda para siempre. Como Cassie, muchas adolescentes saben que su único error fue ser demasiado jóvenes para decir “no”.