Una doctora pasó años luchando con las voces de su cabeza
Días después de que la doctora Shelley Kolton compartiera emocionada la noticia de que su futura esposa, Susan Shaffer, esperaba el primero de sus hijos en 2001, Shaffer perdió el bebé.
En lugar de consolar a su angustiada novia, el médico dijo que fue despiadadamente cruel. Shaffer contaría más tarde a Kolton que su rostro se transformó en el de un extraño aquella noche.
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"¿Qué, crees que eres la primera persona de la historia que aborta?", le dijo entonces a Shaffer el médico, que no recuerda la mofa.
"Supéralo", añadió.
Ella no lo sabía entonces, pero sus violentos cambios de humor estaban causados por el trastorno de identidad disociativo (TID). Esta enfermedad, antes catalogada como trastorno de personalidad múltiple, afecta al 1,5% de las personas en todo el mundo. Los expertos creen que este síndrome, con síntomas como la pérdida de memoria, tiene su origen en un traumatismo de la primera infancia.
"Fue sobre todo Susie la que se llevó la peor parte", dijo Kolton a Insider, refiriéndose a su propio comportamiento "Jekyll y Hyde" hacia su cónyuge.
Ahora, tras 13 años de psicoterapia, Kolton ha escrito unas memorias, "Brainstorm: Una vida en pedazos", en el que describe cómo ella -y su familia- se enfrentaron a la enfermedad.
Kolton descubrió que había reprimido recuerdos traumáticos de su infancia
Kolton, que ahora tiene 72 años, dijo que su mente fue secuestrada por más de 30 identidades, conocidas como "alters", que tomaron el control en la mediana edad.
"Comenzó con la sensación de ruido en mi cabeza", dijo Kolton.
Según Kolton, se "desconectaba" cuando estaba con Shaffer y sus gemelas, que nacieron en 2003, dos años después del aborto espontáneo de Shaffer. "Estaba desconectada", dijo Kolton.
No fue hasta 2007 cuando Kolton se dio cuenta de que había reprimido sus primeros recuerdos, entre ellos el de haber sufrido abusos sexuales cuando era niña. Dijo que sus padres, que habitualmente se iban de viaje los fines de semana, la dejaban al cuidado de un amigo de la familia. Dijo que éste era el líder de una secta satánica que abusaba ritualmente de ella y de otros niños en el sótano de su casa.
Cuando llegó a la mitad de sus 50 años, su mente "cambiaba" constantemente entre los álteres que representaban a las víctimas de los abusos. Decía que sufría su dolor emocional y les daba nombres como "Little Girl", de siete años, y "Tommy", un chico de 14 años.
Curiosamente, algunos de los alteradores de Kolton eran los propios pedófilos.
Los llamaba Raven, Hate y Fuckface. "No sé muy bien en qué se distinguían, pero Fuckface era el que hablaba peor con Susie", recuerda Kolton.
A lo largo de su vida adulta, la doctora dijo que no era consciente de que adoptaba con frecuencia las voces y los gestos de sus alternos, pero afirmó que, años más tarde, Shaffer le dijo que había observado ese hábito desde el principio de su relación.
Shaffer permaneció junto a su cónyuge a pesar de los insultos: "Creo que tenía la certeza de que había otra persona dentro de mí que iba a sanar", dijo.
La ginecóloga se las arregló para funcionar en el trabajo, a pesar de la confusión en su cabeza.
Kolton dijo que pudo mantener su trabajo atendiendo a los bebés y tratando a las mujeres porque la parte médica de su identidad era bastante "funcional e intacta".
Afortunadamente, tras consultar a varios expertos, dice que le lanzaron un salvavidas. Yael Sank, psicoterapeuta licenciada, le diagnosticó TID hace 15 años.
En terapia, Kolton descubrió que había afrontado su trauma infantil disociándose de él. Luego, durante la mediana edad, había adoptado inconscientemente estados alterados para "proteger" su psique.
Un psicoterapeuta utilizó una forma radical de terapia llamada abreacción como forma de ayudar a Kolton a sanar
Kolton dijo que se sometió a un proceso terapéutico llamado abreacción para tratar su TID. Durante las sesiones -que, según Kolton, fueron "angustiosas"- Sank la ayudó a recuperarse mientras "cambiaba" entre sus identidades y revivía los horrores del pasado.
Kolton dijo que Sank la reafirmó diciendo que su tortura pasada era real. "Me repetía una y otra vez que no era mi culpa", dijo.
Con ayuda profesional, una persona con TID puede aprender a unir sus identidades fracturadas para que funcionen como una sola, según dijo anteriormente a Insider Anthony Smith, un consejero de salud mental autorizado.
El tratamiento terminó en 2020, cuando Kolton cree que fue "purgada" de las emociones que había reprimido desde principios de los años 50.
Kolton dijo que su esposa e hijos la apoyaron mientras luchaba con éxito contra sus demonios. Le dijeron que se sentían aliviados de que sus diversas identidades hubieran desaparecido.
"Me dijeron: 'te queremos, lo superarás'", dijo Kolton, señalando que los pacientes y los socios de su consulta de ginecología y obstetricia también la respaldaban. Y concluyó: "Soy muy afortunada por tener mucha gente buena en mi vida".