He probado 4 formas diferentes de cocinar gofres congelados y no volveré a usar mi tostadora
Los gofres congelados son un clásico de las mañanas que la mayoría de la gente mete en la tostadora sin sopesar otras opciones de cocción.
Probé cuatro formas de hacerlos -en la tostadora, en el fogón, en una freidora de aire y en el horno- para ver cuál era la mejor.
Esto es lo que pensé de cada método:
He probado 4 recetas de guacamole de Aarón Sánchez, Enrique Olvera, Roberto Santibañez y Bobby Flay, y las volvería a hacer todas Hice un perrito caliente en la freidora de aire, y ahora no volveré a usar una parrilla
Puse mis gofres en mi horno tostador en la posición más baja, que los tostó durante 2 minutos y medio.
Como era de esperar, salieron ligeramente crujientes, pero no eran nada especial.
Unté ambos lados del gofre con mantequilla, y luego calenté mi sartén a fuego medio-alto y tosté un lado hasta que estuvo dorado. Antes de darle la vuelta al otro lado, espolvoreé un poco de canela.
Cociné los gofres durante unos dos minutos por cada lado.
Con un chorrito de jarabe, sabían a postre.
Después de precalentarlo a 350 grados Fahrenheit, puse el gofre con mantequilla en la cesta y lo programé para siete minutos con la intención de darle la vuelta a mitad de camino.
Pero después de unos cuatro minutos, oí el chisporroteo y el traqueteo del gofre, así que lo saqué.
Puede que me haya pasado de cocción, pero el gofre estaba casi firme y no tenía esa calidad agradable y aireada que producen algunos de los otros métodos.
Precalenté el horno a 450 grados Fahrenheit antes de rociar los gofres ligeramente con un poco de agua del grifo. Luego los horneé durante unos ocho minutos hasta que se doraron.
Era similar al método de la freidora de aire en el sentido de que estaban algo crujientes, pero eran casi densos.
No volvería a hacer este método porque el precalentamiento del horno lleva demasiado tiempo y realmente no se destacaba el gofre.
Los gofres tenían la cantidad perfecta de crujiente en el exterior, mientras que el interior era mantecoso y húmedo. La canela y el sirope añadidos también se adherían perfectamente a cada bocado.