¿Parece que 'Lo siento' es la palabra más difícil? Por qué algunas personas simplemente no pueden disculparse

Cometer un error puede ser una sensación terrible. Luego, mientras lidias con el malestar, también tienes que enfrentar la decisión de admitir que estabas equivocado. Aunque se nos enseña desde la infancia a decir "lo siento" cuando lastimamos a alguien, las disculpas pueden volverse más difíciles cuando somos adultos y no tenemos a alguien que nos guíe, especialmente si una pelea con una pareja llevó a algo que nunca debimos haber dicho, por ejemplo.

Casi todos pierden la oportunidad de disculparse en algún momento de sus vidas. A veces nos convencemos de que la situación no era realmente importante, o de que en realidad no hicimos nada malo. Otras veces lo desestimamos, convencidos de que una disculpa no hará una diferencia, o de que en realidad no estamos tan interesados en nuestra relación con la otra persona de todos modos.

Disculparse rara vez es fácil, pero es una habilidad importante en la vida que (con suerte) se vuelve más fácil con la práctica. Sin embargo, a veces nos encontramos con personas que nunca parecen hacer el esfuerzo. Mientras que estas situaciones a menudo conducen a más dolor y frustración, puede ser útil entender las razones detrás de este comportamiento.

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Un sentido frágil de uno mismo puede hacer que disculparse sea difícil.

Algunas personas son consistentemente incapaces de ofrecer una disculpa cuando cometen un error. Según el psicólogo licenciado Guy Winch, "Admitir un error y ofrecer una disculpa es psicológicamente amenazante. Ofrecer una disculpa implica que han dañado a otra persona de alguna manera, lo que puede provocar sentimientos de vergüenza." Al decir que lo sentimos por nuestro comportamiento, se ve afectada nuestra autoestima. Para alguien cuya autoestima ya es menos que óptima, este proceso puede ser tan abrumador que terminan sintiéndose completamente paralizados.

Además, a veces la naturaleza de la ofensa puede dificultar que alguien reconozca su error. "En la medida en que algo que hiciste amenace tu autoimagen, especialmente como una persona moral o como un buen compañero, disculparse te pone en una situación difícil," dijo la psicóloga Karina Schumann. El problema es superar esa barrera inicial de humillación. Si puedes admitir tu error, te darás un impulso positivo al demostrar que estás a la altura del desafío.

Cuando tratas con alguien que se niega a disculparse, hay estrategias para hacer que la situación sea más productiva. Aunque es difícil, los psicólogos aconsejan mantener la calma. Reaccionar con enojo puede empeorar una situación complicada y hacer aún menos probable que la otra persona se disculpe. Además, en lugar de discutir, opta por perdonar y olvidar. Incluso si la otra persona no hace una disculpa verbal, su comportamiento puede demostrar que está intentando enmendar las cosas.

Cómo elaborar una disculpa sincera y considerada.

Disculparse puede ser incómodo, pero desarrollar esta habilidad tiene una gran recompensa. "Ofrecer una disculpa puede sentirse como una admisión de fracaso o una señal de debilidad cuando, en realidad, es un signo de fortaleza," aclaró la Dra. Roberta Babb, psicóloga clínica registrada. También señaló: "Se necesita valor para enfrentar nuestra capacidad de ser hirientes y destructivos." Seguir con una disculpa genuina después de un error puede ayudarte a sentirte mejor contigo mismo y profundizar tus relaciones con la familia y amigos.

Al hacer una disculpa, la psicóloga Karina Schumann recomienda mantenerlo simple asumiendo la responsabilidad por tu error. A continuación, discute una forma concreta de avanzar juntos. A veces, esto implica arreglar o reemplazar un objeto que rompiste. En otras situaciones, puede significar un compromiso para trabajar simplemente en cambiar el comportamiento que causó daño. No tienes que tomar estas decisiones solo. Habla con la persona a la que te estás disculpando y obtén su opinión sobre lo que sería más útil.

Además, esfuerzate por enmarcar tu disculpa utilizando declaraciones en primera persona. Resiste la tentación de dar excusas por tu comportamiento o usar "pero" en un esfuerzo por minimizar o pasar por alto tu error. Sin embargo, puedes ofrecer una razón para tus acciones si corresponde. Esta perspectiva podría ayudar a iluminar la situación siempre que no intente desplazar la culpa sobre la persona que recibe la disculpa.